( Número del tomo 19; Página 250) Pregunta: Soy un joven de veintitrés años de edad. Hace dos años, me casé con una pariente mía, es decir, la hija de mi tía materna. Aunque no la amaba. Mi madre me hablaba de sus buenos modales, lo que me hizo aceptarla como una esposa. Sin embargo, después del matrimonio, no pude amarla. Traté mucho de esforzarme a amarla, pero en vano. Téngase en cuenta que mi lugar de trabajo está lejos de la casa de mi madre, y mi esposa vive con ella. Ahora sólo las veo una vez al año, porque no puedo soportar estar con mi mujer, a la cual, no amo. Digno de mencionar que tengo una hija de ella, quien me quiere mucho y yo también a ella. Sin embargo, ya no quiero a su madre como una esposa. Pero pasó lo que pasó porque, como he dicho anteriormente, esta era la voluntad de mi madre, y también porque yo era joven en ese momento y quería casarme antes que mis compañeros. Yo no pensaba en el futuro de nuestra relación. Aunque mi esposa es una mujer honesta y sensata, no puedo convencer a mi corazón para amarla. Por lo tanto, necesito una solución urgente. ¿Qué debo hacer con ella? Si la divorcio, mi madre se enfadará conmigo. También temo que ella sufra después de mí, y no pueda encontrar a otro marido. Como he dicho, es mi prima y no quiero que ella sufra. Asimismo, temo por mi pobre hijita, que no tiene culpa alguna. ¿Debo permanecer casado con ella, tener paciencia y casarme con otra mujer? Cabe señalar que prefiero quedarme en mi lugar de trabajo, a fin de no hacer algo que pueda molestar a mi madre, la cual se molesta mucho, sobre todo en lo que respecta a mi esposa, su sobrina. Una vez más, si me caso con otra mujer, no podré ser justo con ellas, ya que no amo a mi primera esposa.