Respuesta 3: Primero: De forma general, los muertos no oyen a los vivientes que les llaman, ni pueden atender a sus invocaciones, ni pueden hablar con los vivos, aunque sean Profetas, ya que sus actos se interrumpieron a partir de su muerte, porque Allah dice:
los que invocáis aparte de Él no poseen ni la piel de un hueso de dátil(13)Si los llamáis, no oirán vuestra llamada y aunque pudieran oírla no os responderían. El Día del Levantamiento renegarán de que los hubierais invocado (asociándolos con Allah). Nadie como Uno que conoce hasta lo más recóndito podrá informarte.
y dice:
pero tú no puedes hacer que los que están en las tumbas oigan
y también dice:
¿Y quién está más extraviado que aquél que invoca, fuera de Allah, a quien el Día del Levantamiento no le responderá y se desentenderá de su invocación?(5)Cuando los hombres sean reunidos, ellos serán sus enemigos y renegarán de la adoración de la que fueron objeto por su parte
Y el Profeta -la paz y las bendiciones de Allah estén con él- dijo:
Cuando muere el hijo de Adán, sus acciones quedan interrumpidas, excepto en tres casos: una obra de caridad perdurable; un hijo virtuoso que ruega por él, o una ciencia de la cual se obtiene beneficio
recopilado por
Muslim
en su Sahih (auténtico).
Pero se exceptúa de esta regla general algunos casos justificados por una prueba auténtica, como en
el caso
de los incrédulos de Al-Qalib, muertos en la batalla de Badr, cuando el Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean con él- les dirigió algunas palabras que oyeron,
(
Número del tomo 1;
Página 114) así como su oración en congregación con los Profetas -la paz sea con ellos- en el Viaje Nocturno, y las conversaciones que mantuvo con ellos en los Cielos en su Ascensión al cielo. Así, el Profeta Moisés le aconsejó a nuestro Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean con ellos- que pidiera a Allah disminuir el número de las oraciones prescritas a los musulmanes, y nuestro Profeta Se lo pidió varias veces hasta que el número de oraciones fue disminuido a cinco oraciones durante el día y la noche. Estas excepciones son en efecto un tipo de milagros y prodigios que deben ser creídas tal como son, y con los cuales no deben compararse, por analogía, otros fenómenos incluidos en la regla general; Es más lógico y aceptable, dejar cuestiones generales en su regla general que compararlas con los milagros, ya que no se permite la analogía de los asuntos ordinarios con las excepciones mientras que no haya justificación para ello. En la cuestión citada no hay ninguna justificación para compararla con las excepciones, por lo que debe incluirse en la regla original. Segundo: La Comunidad musulmana está obligada a conservar el Corán por escrito, y recitarlo de la misma manera que el Profeta mismo -la paz y las bendiciones de Allah sean con él- se le fue enseñado. Los Compañeros del Profeta hablaban perfectamente la lengua árabe pura ya que entre ellos habían muy pocos extranjeros o no árabes y mostraban un enorme interés a la tarea de recitar el Corán exactamente como había sido revelado. Este interés duró a lo largo de la época de los Califas Ejemplares. En esta época los musulmanes no tenían problemas en leer el Corán sin puntuación ni vocalización. Tampoco se temía que cometieran el mínimo error en la recitación. Pero, durante el Califato de
‘Abd Al-Malik ibn Marawan,
cuando aumentó el número de los musulmanes no árabes que convivían con los Musulmanes árabes, era muy difícil evitar que se cometieran errores en la lectura del Corán y más difícil todavía leerlo sin puntuación y vocalización. Así que,
el califa
ordenó puntuar el Corán y añadir los signos necesarios de vocalización. Esta tarea ha sido efectuada por
Al-Hasan Al-Basri
y
Yahya ibn Ya‘mur
(
Número del tomo 1;
Página 115) -que Allah tenga misericordia de ellos-. Estos dos hombres eran, de entre los seguidores, los más piadosos, sabios y fiables; y también los más interesados en conservar el Corán contra la mínima alteración. Esta tarea tenía como objetivo facilitar la lectura, la enseñanza y el aprendizaje del Corán, tal como era en la época del Profeta, la paz y las bendiciones de Allah estén con él. De todo esto, se deduce que la tarea de puntuar y vocalizar el Corán-aunque no existia en la época del Profeta -la paz y las bendiciones de Allah estén con él- se incluye en la obligación general de conservarlo, enseñarlo y aprenderlo de la misma manera que se le fue revelado al Profeta -la paz y las bendiciones de Allah estén con él-. De esta manera, sería perfecta la comunicación del Mensaje y la Legislación a la comunidad hasta el Día de la Resurrección. La puntuación del Corán no es pues una innovación; porque la innovación es todo lo que se añade en la religión sin justificación particular o general. Algunos de los especialistas en la materia de la Sunna y las innovaciones en la religión llaman a este procedimiento: un interés común, y no una innovación. La tarea de puntuar y vocalizar el Corán puede ser una innovación desde el punto de vista lingüístico, porque se trata de añadir algo nuevo que no existía antes. Pero desde el punto de vista religioso no es una innovación; porque se incluye en la orden general de preservar el Corán y perfeccionar su pronunciación, su aprendizaje y su enseñanza. Podemos citar en este respecto la palabra de
‘Umar
-que Allah esté complacido de él-, cuando reunió a la gente detrás de un solo imán en la oración de al-Tarawiyh (Oraciones voluntarias durante las noches de Ramadán) : "¡Qué buena innovación es ésta!". ¡Que Allah nos conceda el éxito! ¡Que Allah bendiga a nuestro profeta Muhammad, su Familia y sus Compañeros!